15 abril 2020

Greg Rivas, pelicanista

Es una pena que el nombre y los logros artísticos de Greg Rivas hayan sido relegados al olvido por las modas pasajeras que, tras su desaparición, fueron invadiendo las net-fórmulas, las listas de éxitos papales y estos festivales veraniegos que transcurren a resguardo del óxido de nitrógeno bajo macro-cúpulas de bacterias friendly. En sus tiempos de máxima productividad y reconocimiento, Greg Rivas lideró el otrora famosísimo movimiento anti-jaybushista que transformó el panorama musical por completo con la introducción de estilos y corrientes que perduraron escasas generaciones después, como el “paso de insecto” (bugwalk), con su ritmo adormecedor y lisérgico; la “tenacilla” (gimpscrew), ese baile grupal en el que los danzantes simulan estrangular a sus parejas rotatorias con pinzas gigantescas; y el “desguace” (scraping), la ubérrima transformación de la orquesta dodecafónica en grupo unipersonal que fusiona las obras clásicas de varios conjuntos tributo a Thristing Gobble, que fueron surgiendo a lo largo del siglo XXI. Rivas fue además el icono pseudopop más impactante de la escena mexicorriquense, antes de que arribistas de la catadura de Groselía, María Caralho y Justino Cerveza fusilaran sus grandes éxitos a ritmo de bragatón-sardana.

Esquema de los pasos del baile Paso de insecto

Rivas había nacido el 23 de abril de 2073 en el único suburbio acomodado de Dogtown, en los inicios de la Era Trashumante, algunos decenios después de que el vertedero en que se había convertido Los Angeles tras la guerra fuese, por fin, aplanado y desinfectado. Por aquel entonces, Dogtown ya empezaba a ser la boyante capital económica y cultural de la nueva superpotencia de los Estados Federales de México y Puerto Rico, que había surgido vencedora del III Conflicto Sin Importancia entre la República Anglosajona de Washington y el Marquesado Hispánico-Caribeño. Los Estados Federales recuperaron antiguos territorios, desde California a Florida pasando por Alabama, así como el archipiélago caribeño en su totalidad. Fue una época de esplendor en todos los sentidos, con descomunales avances científicos; recuérdense, por ejemplo, los viajes temporales experimentales realizados por Frank J. Tipler con cilindros de materia exótica del universo en su laboratorio de Andalusia, Alabama, y sus aplicaciones a la industria del entretenimiento producidas en el Thorne's Cone Light Reversion Laboratory for Children de Los Alamos, Texas. Aquella época vio además cómo modas, usos y costumbres que se creían periclitadas regresaban a los escenarios de la mano de jóvenes aristócratas dotados de orejas abiertas y de más dedos en las manos con los que escuchar y tocar instrumentos musicales olvidados.

Mayuri, ancestro indio del pelícano

De las catacumbas musicológicas surgió el mayuri, antiguo artilugio a medio camino entre un sitar de bolsillo, una bandurria con plumas y un pavo real macho supuestamente vivo que grazna cuando se pulsan las cuerdas. De familia melómana, Rivas se familiarizó muy pronto con palabras como corchea, semifusa, pentagrama y osciloscopio, y siendo joven se construyó su propia versión del mayuri, insertándole un pelícano a modo de chanza. Sin embargo, con el tiempo logró perfeccionar sus habilidades interpretativas y acabó convirtiéndose en el pelicanista de referencia del mundo conocido. En el corto espacio de seis años, él y su combo instrumental liderado por el famoso baterista octópodo Fandango produjeron desde el Spink’s, su bar-garito habitual,  una asombrosa cantidad de melodías, sonatas y cantos revolucionarios que sirvieron de banda sonora al movimiento trashumante y transformaron el arte musical para siempre jamás. Para aquellos que ya lo hayan olvidado, he aquí una descripción del pelícano de Rivas, según cuenta su biografía oficial:

“Aunque no medía ni sesenta centímetros de largo, se decía que era el mejor de Ellay. El clavijero estaba tallado en caoba, con trastes de cobre y monedas de cobre pulido en lugar de clavijas. El cuerpo principal era una media esfera fabricada con diferentes maderas cuidadosamente pulidas y enceradas. El arco de crin estaba enganchado a la parte trasera del clavijero y el perfil del instrumento recordaba la cabeza de un pelícano: el cuerpo era la gran bolsa y el largo clavijero hacía las veces de pico.”

Entre 2099 y 2105, Greg Rivas creó estos microcubos fundamentales, que en la actualidad únicamente pueden encontrarse en algunos anticuarios virtuales especializados:
  • Master cylinders (2099)
  • Paso de insecto (2101)
  • Tres trillizos trotskistas (2103)
  • Everybody wants to smoke my comoy (2104)
  • Poison of your dead brain in my sun quickly rotting (2105)

Lanzamiento mundial de "Everybody wants to smoke my comoy" de Greg Rivas en octubre de 2104

Reseña de la reedición de "Tres trillizos trotskistas" de Greg Rivas, publicada en el número de julio-diciembre de 2114 de la revista Rock de Lux.

Una gran parte de las composiciones de Rivas pueden situarse en lo puramente abstracto e instrumental, en la línea de la primera época de Verrottende Neubauten, para que se hagan ustedes una ligera idea. Después fue incluyendo fragmentos recitados en sus temas, estableciendo así un puente con la espiritualidad del canto de los lamas andinos, por una parte, y con el lirismo exacerbado de Die Ziegensuppe en sus peores y olvidables tiempos. Rivas puso ritmo y melodía a numerosos poemas del poeta romántico oscuro y maldito William Ashbless (1785-1846). Si se nos permite una pizca de lirismo:

"They move in dark, old places of the world:
Like mariners, once healthy and clear-eyed,
Who, when their ship was holed, could not admit
Ruin and the necessity of flight,
But chose instead to ride their cherished wreck
Down into darkness; there not quite to drown,
But ever on continue plying sails
Against the midnight currents of the depths,
Moving from pit to pit to lightless crag
In hopeless search for some ascent to shore;
And who, in their decayed, slow voyaging
Do presently lose all desire for light
And air and living company---from here
Their search is only for the deepest groves,
Those farthest from the nigh-forgotten sun..."

"Se agitan en los lugares oscuros y antiguos del mundo,
Como marineros que, otrora fuertes y de ojos vivaces,
Al ver su barco a punto de hundirse, no pudieron admitir
La ruina y la necesidad de huir,
Y eligieron seguir a bordo de su amado pecio
Hasta hundirse en las tinieblas; no para ahogarse en ellas
Sino para continuar navegando para siempre
Contra las profundas corrientes de la medianoche,
De un abismo a otro entre simas de negrura,
Buscando sin esperanza cómo llegar a la costa;
Y que ahora, en su lento y desesperado viaje,
Han perdido todo deseo de luz,
De aire o de compañía que aún aliente.
A partir de ahora buscarán los abismos más hondos,
Los más lejanos del sol casi olvidado..."

Greg Rivas rapeó este poema del libro de Ashbless “Las doce horas de la noche”, lo paulstretchizó con pitch shift = -200, octave mixer = -2 -1 y tonal/noise = 90% noise, lo enmascaró hacia atrás y cortó y desordenó aleatoriamente (es un decir) los versos, añadiéndoles unas cuatro capas de ruidos y un ritmo opresivo a 140 dB, y creó así el célebre Paso de insecto. Los interesados pueden encontrar una versión de dicho tema aquí

Poemas de William Ashbless, en conmemoración del bicentenario de su nacimiento.

Tim Powers, escritor auto-catalogado steampunk (o no), dedicó un libro entero a las andanzas biográficas de Greg Rivas, incluida una parte de su carrera musical en la California postnuclear. Se trata de Dinner at Deviant’s Palace, ganador del Philip K. Dick Award. El Deviant’s Palace (o palacio del aberrante, el desviado o el pervertido; en el título de la edición española, “deviant” pasa a ser “discordia”) es descrito como “la quintaesencia de los clubes nocturnos de los condenados, el lugar sobre el que no hay dos historias que coincidan, pero al que todas atribuyen un glamour horrible y venenoso.” Antes de dedicarse a su carrera musical, Rivas fue un rescatador/desprogramador de incautos atrapados en la secta del mesiánico Norton Jaybush, cuya sede se hallaba en dicho antro. Entre otros rescatados ilustres cabe citar a Urania Barrows, antigua novia de Rivas, que acabó siendo su esposa y fuente primigenia de su inspiración artística.

Urania Barrows en su época post-post-menopáusica

Por cierto, que esa etapa de la vida de Rivas es ignorada por completo en la relamida y pastelosa entrada que Wikipedia le dedicó. Seguramente los méritos artísticos del pelicanista motivaron que el consejo de ayatollahs wikipédicos aceptasen incluir esta página en la que se resumen sus principales gestas y logros. Esperemos que en un futuro no muy lejano algún wikipedista encapuchado logre colar esa otra información sobre la vida turbia de Rivas mientras el talibán de turno que vigile el cotarro wikipédico esté absorto en otra cosa.

Fragmento de la entrada de Greg Rivas en Wikipedia (2105)

La conexión entre Powers y Rivas no acaba allí, pues el mismo William Ashbless, que tan buenos servicios prestó a Rivas sin saberlo ni pretenderlo, fue objeto de apariciones subrepticias en otros libros de Powers, principalmente en The Anubis Gates, y de su compañero de estudios el también escritor (¿steampunk?) James Blaylock, en su The Digging Leviathan. Muy posiblemente tanto Powers como Blaylock recordaban con nostalgia las veladas en Spink’s durante sus años jóvenes cuando decidieron acudir a la copiosa producción poética de Ashbless popularizada en las canciones de Rivas (sobre todo en Tres trillizos trotskistas) para introducir farragosos capítulos sobre heráldica láser y transfusiones de hemoglobina alienígena en sus respectivas obras magnas.

La influencia de Greg Rivas en los movimientos musicales posteriores a su época se desvaneció casi de repente tras la hibernación de su cuerpo por motivos científicos. Nos quedan algunos testigos de sus arrebatos musicales y su genio artístico como, por ejemplo, un par de sus pelícanos (uno de ellos electrificado con bombillas), que pueden contemplarse en una vitrina del Museo de Música Cerebral de la Asociación de Clonadores de Música Endocástica, y una canción titulada precisamente “Dinner at Deviant’s Palace” del grupo de jevimetal británico-satánico Música Filfa, en la que, según se dice, se escucha el padre nuestro recitado hacia atrás por una voz espeluznante, recuperando así aquel estilo único en la manipulación sonora del que Rivas fue un auténtico precursor.

Vida y andanzas de Greg Rivas según Tim Powers

Firmado: Muhammad V

05 abril 2020

La degradación musical de acuerdo con el segundo principio de la termodinámica

Al ir sacando y respirando el polvo acumulado sobre mi colección de LPs del trastero, resulta evidente que algunos artistas están mucho más representados que otros pero también que su producción parece estancarse a partir de una cierta época. Sin embargo, no es que dejasen de producir sino que, lo más probable, es que se hubiesen convertido en algo distinto de lo que eran cuando empezaron y que dejasen de ser interesantes, excitantes, novedosos o supuestamente vanguardistas para el momento. Es posible que algunos estuviesen cansados de su trayectoria y decidiesen explorar nuevos sonidos, ritmos y atmósferas que, en comparación con su producción musical anterior, a mí me parecieran insulsos, adocenados o simplemente intragables; en estas categorías pondría, por ejemplo, a Simple Minds a partir de 1982, cuyo nefasto disco New gold dream devolví a la antigua tienda de discos de la calle Tallers un día después de que uno de los dependientes, ex colega del cole, me lo endosara.

Cabe también la posibilidad de que mis gustos musicales fuesen muy conservadores y que no supiese apreciar los cambios a mejor que esos artistas imprimieron a sus producciones a partir de cierto momento. La interpretación, puramente subjetiva, es que en algunos casos las músicas cambiaron por exigencias de los productores y los contratos con las discográficas; en otros, porque las ideas de los artistas se secaron y siguieron echando mano de aquellas que les habían funcionado bien en el pasado, pero banalizándolas cada vez más; y en otros, porque sus cuentas bancarias ya se habían agotado y necesitaban seguir publicando aunque la calidad de su producciones fuera mucho menor o ínfima. En cualquier caso, hicieron que me desentendiese de sus carreras posteriores en gran medida. Por ejemplo, ¿qué demonios han publicado The Residents desde God in three persons (1988) y The King & Eye (1989)? Ni idea y me da igual, y lo siento por Hardy Fox.  

Del segundo principio de la termodinámica se sigue que la entropía del universo siempre tiende a aumentar, que los sistemas que hoy se hallan ordenados u organizados acabarán dispersos en el caos y que este proceso es irreversible. De forma similar, algunos grupos musicales que en un momento me parecieron dignos de admiración y disfrute, a los pocos años acabaron degradando sus propuestas hasta dispersarse en la estratosfera (y no fue el caso de Tangerine Dream con el disco de ese título, pero casi). Y una vez dispersos, fueron irrecuperables u olvidables, al menos en lo que a mí respecta.

SPK. Graeme Revell (alias Oblivion) y Neil Hill (alias Ne/H/il) en la contraportada del LP Leichenschrei (1982).

SPK: Graeme Revell y Sinan Leong en la contraportada del LP Machine age voodoo (1984).

A continuación viene una lista caprichosa de grupos de las décadas de los 70 y los 80 (y finales de los 60 e incluso parte de los 90), con sus LPs que fueron buenos, fantásticos, adictivos, memorables e irrepetibles en aquel entonces. Aparecen destacados aquellos que con bastante probabilidad merecerían seguir siendo escuchados mientras existan los tocadiscos. Gran parte de los restantes LPs de estos grupos están degradándose en el montón que no perderé el tiempo escuchando, aunque hay excepciones; por ejemplo, Devo produjeron discos bastante aceptables después de 1979, pero con poco que ver con los dos primeros, y quizá Systems of romance de Ultravox debería borrarlo de esta lista, pero es que Slow motion, I can’t stay long y Just for a moment todavía he de escucharlos varias veces al mes para recordar qué grande es John Foxx (mitomanías aparte). Algo semejante podría decir sobre SPK y su vuelco a lo orquestal en Zamia lehmanni, una especie de conversión místico-tenebrosa que renegaba del ruido anterior y encaminaba a Graeme Revell hacia el paraíso del dólar hollywoodiense; a pesar de ello, un disco memorable.
  • Aviador Dro y sus obreros especializados (1982-83): Alas sobre el mundo; Síntesis: la producción al poder.
  • Bauhaus (1980-81): In the flat field; Mask.
  • Cabaret Voltaire (1979-82): Mix-up; The voice of America; Red Mecca; Hai!.
  • The Cure (1979-82): Three imaginary boys; Seventeen seconds; Faith; Pornography.
  • Devo (1978-79): Q: Are we not men? A: We are Devo!; Duty now for the future.
  • Esplendor Geométrico (1982-97): Héroe del trabajo / El acero del partido; Comisario de la luz / Blanco de fuerza; Kosmos Kino; Mekano-turbo; Live in Utrecht; Sheikh aljama; Arispejal astisaró; Tarikat.
  • Eyeless in Gaza (1981-82): Photographs as memories; Caught in flux; Pale hands I loved so well; Drumming the beating heart.
  • Gang of Four (1979-81): Entertainment!; Solid gold.
  • The Human League (1979-80): Reproduction; Travelogue.
  • Kraftwerk (1970-81): Kraftwerk; Kraftwerk 2; Ralf und Florian; Autobahn; Radio-activity; Trans-Europe Express; The Man-Machine; Computer world.
  • Led Zeppelin (1969-70): Led Zeppelin; Led Zeppelin II; Led Zeppelin III.
  • New Order (1981-83): Movement; Power, corruption & lies.
  • Patti Smith (1975-78): Horses; Radio Ethiopia; Easter.
  • Pau Riba (1968-75): Dioptria; Jo, la donya i el gripau; Electròccid àccid alquimístic xoc.
  • Pink Floyd (1967-75): The piper at the gates of dawn; A saucerful of secrets; More;  Ummagumma; Atom heart mother; Meddle; Obscured by clouds; The dark side of the moon; Wish you were here.
  • Ramones: (1976-78): Ramones; Leave home; Rocket to Russia; Road to ruin.
  • The Residents (1974-89): Meet The Residents; The Third Reich'n Roll; Fingerprince; Not available; Duck stab / Buster & Glen; Eskimo; Commercial album; Mark of the mole; The tunes of two cities; Title in limbo; Georges & James; Whatever happened to Vileness Fats?; The census taker; The big bubble; Stars & Hank Forever; God in three persons; The King & Eye.
  • Simple Minds (1979-81): Real to real cacophony; Empires and dance; Sons and fascination / Sister feelings call.
  • SPK (1981-86): Information overload unit; Leichenschrei; Auto-da-fé; Zamia lehmanni: Songs of Byzantine flowers.
  • Ultravox (1977-1978): Ultravox!; Ha!-Ha!-Ha!; Systems of romance.
Algunos de los LPs que no aparecen aquí representaron una debacle aparatosa que los convirtió en carne de trituradora de vinilos; por ejemplo, The Human League con Dare, Ramones con End of the century, Pink Floyd con Animals y posteriores, Ultravox con Vienna y lo que se atrevieron a lanzar después al mundo, y SPK con el discotequero y kitsch Machine age voodoo. Mis disculpas a quienes empapelaron sus habitaciones con pósters de The Wall y fotos de Midge Ure, y gastaron sus ahorros para asistir a manidos conciertos en directo y en 3D de Ralf Hütter y sus nietos durante los últimos 20 años.

Ramones de camino a la debacle

Kraftwerk imitando a Ramones

Los lectores avispados se habrán percatado de que, así como en todos los casos aparece el primer LP de esos grupos, en el de Simple Minds falta el primero (Life in a day, 1979), y es que parece como si las mentes simples se hubiesen puesto las pilas en su segundo disco, para perderlas en el quinto. Algo semejante se podría decir de The Cure, aunque en ese caso digamos que en su primer LP las pilas estaban un poco más cargadas.

Si pasamos a hacer cuentas, se observa que, para esta muestra variopinta de músicos pop-rock-industriales-psicodélicos-y-lo-que-sea, la cantidad de LPs que publicaron hasta que sufrieron el efecto del segundo principio de la termodinámica es igual a 4,5 (con grandes variaciones, con Kraftwerk, Pink Floyd, The Residents y Esplendor Geométrico haciendo subir el listón, claro). Al dividir esa cantidad por el número total de LPs publicados por ellos (273 LPs, si no erro), se obtiene que solamente el 32,6% de los mismos es “bueno” y, por lo tanto, que el 67,4% es “olvidable”. Suponiendo que cada LP hubiese costado en promedio 6 € (unas 1000 pesetas en aquellas décadas), podría haber ahorrado unos 1100 € en total si los músicos citados hubiesen dejado de producir LPs cuando debían hacerlo. Malditos.

Ello permite formular la “teoría del quinto disco”, aplicable a la producción de LPs antiguos: fíate de los cuatro o cinco primeros discos de la carrera musical de los grupos cuyo primer LP te gustó, y tiende a desconfiar de lo que publiquen a partir de entonces (a no ser que se llamen The Residents, por ejemplo). Por supuesto, esta teoría no puede considerarse aplicable ni a aquellos que publican en Bandcamp ni a Escupemetralla; en este último caso, se aplica el segundo principio de la termodinámica desde el comienzo.

SPK antes y después de que la termodinámica entrase en acción


Firmado: Muhammad V